
¿POR QUÉ EL DEBATE?
En una época más y más relativista y sincretista, uno podría preguntarse: ¿Para qué este debate con el Islam? ¿Por qué no «enterrar el hacha» con un espíritu de confianza y respeto mutuos?
Los cristianos creen firmemente en respetar a los miembros de las otras religiones, pero creen con la misma firmeza que la salvación del mundo sigue dependiendo de la obra de Jesucristo, que murió por los pecados de los hombres en la cruz del Calvario.
El Corán afirma varias de las cosas que la Biblia revela acerca de Jesucristo, pero niega Su divinidad, crucifixión y resurrección. Con ello, niega el núcleo del evangelio, es decir, la crucifixión y resurrección de Jesucristo. Porque el apóstol Pablo dijo: «… y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados» (1 Corintios 15:17). Al negar estos acontecimientos de absoluta importancia en la vida de Jesús, el Corán se enfrenta en abierto debate con el cristianismo.
El Islam está dedicado a desafiar las afirmaciones del cristianismo. En muchos casos, lo que contempla es un falso cristianismo. Lo que se necesita no es un abandono de la contienda, sino que la discusión sea muy incrementada en un espíritu de amistad, amor y comprensión mutua.
Un debate así tuvo lugar entre Josh McDowell y Ahmeed Deedat, Presidente del Centro de Propagación del Islam en Durban, África del Sur, durante agosto de 1981. El tema incidía en la misma raíz del dilema entre el Islam y el cristianismo: «¿Fue Cristo crucificado?» Fue llevado a cabo con un espíritu cálido y tolerante, sin que se pidiese a ninguno de ambos oradores que diluyese su mensaje ni se refrenase de debatir los temas de manera directa. Aunque fue uno de los períodos más lluviosos de la historia de Durban, el estadio descubierto de tenis se llenó con una multitud que rebasaba los 6.000 oyentes. Tanto los musulmanes como los cristianos participaron de buena gana en este acontecimiento. El texto del debate se da al final de este libro, y queda evidente para todos la manera abierta y franca, aunque caritativa, con la que se explicaron los oradores.
El debate fue iniciado desde el lado musulmán. Ahmed Deedat, un conocido orador público musulmán en África del Sur, había leído el libro de Josh McDowell Evidencia que demanda un veredicto, y en 1980 le escribió, retándole a que acudiese a África del Sur para debatir las cuestiones tocantes a las perspectivas cristiana y musulmana acerca de la crucifixión y resurrección de Jesucristo. Este líder musulmán había celebrado varios debates en África del Sur con otros cristianos, incluyendo uno hacía seis años con el coautor de este libro, John Gilchrist, delante de una multitud similar.
Josh aceptó el reto, considerando que se trataba de una oportunidad de clarificar delante de miles de musulmanes la esencia y el corazón del evangelio —la crucifixión y la resurrección de Jesucristo— y de clarificar asimismo muchas cuestiones que dividen a los musulmanes y a los cristianos acerca de la persona de Jesucristo. Para cuando el debate finalizase, muchos musulmanes habrían oído, quizá por primera vez, una clara proclamación del evangelio de Dios.
«¡Decide tú!», proclamaban abiertamente los carteles que anunciaban el debate.
Y un debate como aquel no podría dar un «ganador» en un sentido absoluto, porque los temas a discutir habían dividido a muchas naciones durante largas eras y difícilmente podría darse el caso que un lado tuviese tanto éxito en la presentación de su caso que todos los adherentes del otro lado abandonasen radicalmente su herencia y cambiasen de religión. La gran ventaja de un diálogo así es que los adherentes de ambas religiones tuvieron una excelente oportunidad de oír ambos puntos de vista. Se creó un ambiente en el que cada persona pudo examinar libremente las afirmaciones de otra religión pudiendo a la vez evaluar estas afirmaciones frente a los argumentos en favor de su propia posición.
Los cristianos creemos que el alegato en favor del evangelio bíblico es el verdadero, y estamos firmemente convencidos de que los argumentos expuestos por el señor McDowell, aunque limitados a causa del tiempo, constituyeron una prueba convincente de que nuestra causa está bien fundamentada. En este libro se reproduce todo el debate sin ninguna manipulación. Por tanto, todos los lectores, cristianos o musulmanes, podrán decidir por sí mismos. Estamos convencidos de que el debate favoreció la causa del evangelio cristiano entre los musulmanes de Sudáfrica. Es con esta convicción que hemos publicado este libro. Estamos firmemente persuadidos de que será de gran utilidad para impulsar el ministerio del evangelio hacia los musulmanes por todo el mundo.
Josh McDowell John Gilchrist, Esq.
Julian, California Sudáfrica
Diciembre, 1982 Diciembre, 1982
¿POR QUÉ ESTE LIBRO?
Este debate ha suscitado mucho interés, tanto en los Estados Unidos como en Sudáfrica, acerca de las diferencias entre el Islam y el cristianismo. Por esta razón no nos hemos limitado en este libro a publicar el texto del debate, sino que hemos incluido material significativo de trasfondo acerca de muchas de las cuestiones que emergieron durante el debate. Por ejemplo, se dedica todo un capítulo a la cuestión de si el Nuevo Testamento es un documento histórico fiable hoy en día acerca de la vida y de las afirmaciones y llamamientos de Cristo. En este libro se tratan con mayor detalle las acusaciones acerca de falsas interpretaciones cristianas de varios pasajes bíblicos tocantes a la crucifixión y resurrección de Cristo que el permitido por el tiempo disponible durante el debate. Varias acusaciones islámicas suscitadas contra los cristianos y su Biblia no fueron directamente tratadas en el debate, y se da aquí una respuesta cristiana.
La mayoría de los cristianos desconocen los argumentos empleados por los apologistas musulmanes contra el cristianismo, y cuando se encuentran con ellos, se encuentran a menudo desprevenidos. ¿Cuántos cristianos han oído hablar del Evangelio de Bernabé? ¿Cuántos sabrían cómo hacer frente a las confiadas pretensiones musulmanas de que el Evangelio de Bernabé es el único registro fiable de la vida de Jesucristo? Al desconocer que este pretendido evangelio es un fraude procedente de una época muy posterior, el cristiano puede encontrarse poco preparado para dar una respuesta cristiana adecuada cuando se le presente un desafío acerca de esta cuestión. ¿Cuántos cristianos podrían refutar las atrevidas afirmaciones que hacen los musulmanes acerca de ciertos textos bíblicos que pretenden que son profecías del advenimiento de Mahoma? Los musulmanes que suscitan tales cuestiones están generalmente bien preparados con sus argumentos. ¿Cuántos cristianos podrían dar una respuesta cristiana bien fundamentada?
Estos temas que mencionamos aquí podrían parecer oscuros para la mayoría de los cristianos, pero constituyen una parte integral de la polémica musulmana contra el cristianismo.
El islam a debate - Josh McDowell, John Gilchrist
Reviewed by Trono de Gracia
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abril 30, 2011
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