Por David Wilkerson
Una de las mejores formas de perder amigos y ser rechazados, es caminar conforme a la voluntad de Dios. Tener seriedad en los asuntos espirituales, abandonar todos tus Ădolos, volverte al Señor con todo tu corazĂłn, quitar tus ojos de las cosas del mundo... Y ¡Repentinamente te has convertido en un fanático religioso y te hallas ante el peor rechazo por el resto de tu vida!
Cuando eras tibio, teniendo una forma de santidad sin poder, cuando no eras demasiado pecador o demasiado santo... tĂş no tenĂas problemas con nadie, ni aun con el diablo. Las cosas estaban tranquilas, eras aceptado. TĂş eras justamente otro de los muchos creyentes indiferentes.
Pero has cambiado. Tuviste hambre de Dios. Te convertiste de tus pecados y no pudiste participar ya más de los juegos de la iglesia. Te arrepentiste y te volviste al Señor de todo corazĂłn. Se vinieron abajo los Ădolos. Empezaste a escudriñar la Palabra de Dios. Te detuviste de ir tras las cosas materiales y llegaste a obsesionarte con JesĂşs. Viniste a un nuevo reino de discernimiento y comenzaste a ver cosas en la iglesia, las cuales antes no te interesaban. Escuchas cosas desde el pĂşlpito que quebrantan tu corazĂłn. Ves a otros congregantes comprometidos con el mundo, exactamente como tĂş estabas una vez. Eso te lastima. Has sido despertado, cambiado, quebrantado y contrito en espĂritu. Y tienes ahora una carga por la iglesia dada por Dios.
¡Pero en lugar de que tus amigos se regocijen o entiendan, piensan que te estás volviendo loco!, llamándote fanático.
MoisĂ©s fue tocado maravillosamente por la mano de Dios y despertado acerca de la esclavitud del pueblo de Dios: “Le vino al corazĂłn el visitar a sus hermanos, pero Ă©l pensaba que sus hermanos comprendĂan que Dios les darĂa libertad por mano suya; mas ellos no lo habĂan entendido asĂ.. (Hechos 7:23-25) MoisĂ©s fue el hombre más dĂłcil del mundo; fue consumido por Dios, y movido profĂ©ticamente por Él. Él deseaba que sus hermanos oyeran y vieran lo que Dios iba a hacer. En lugar de esto, ellos lo rechazaron, diciendo: “¿QuiĂ©n te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? (Hechos 7:27) ¿QuiĂ©n te crees que eres? Un dĂa comprenderĂan, pero no ahora.
Cuando el EspĂritu Santo me despertĂł hace años, cuando empecĂ© a ver su llamado a la santidad; y me convencĂ realmente de caminar en la verdad y la palabra llegĂł a ser viva; y cuando empecĂ© a ver cosas que nunca habĂa visto antes, quise compartirlo con todos. DeseĂ© y llamĂ© a los predicadores por telĂ©fono y compartĂ lo que Dios estaba diciendo. Con muchos que vinieron a mi oficina, llorĂ© y saquĂ© mi Biblia y les señalĂ© las verdades gloriosas de una total rendiciĂłn y pureza de corazĂłn. PensĂ© que ellos lo verĂan tambiĂ©n. PensĂ© que amarĂan la Palabra y caerĂan conmigo a orar para obtener un nuevo toque de Dios. En lugar de eso, la mayorĂa solamente me miraron diciendo cosas como: ¿Estas seguro que no te estas sobrepasando un poco? o, “Es un poco pesado para mĂ”. Entre más busque a Dios, menos lo vi. Fue como agua helada que arrojaron en mi cara. Ellos no querĂan escuchar.
Si esto te ha estado sucediendo desde que Dios te despertó, tú no estás solo. Quiero mostrarte y advertirte de acuerdo a la Palabra de Dios, que es lo que te espera si te has decidido a caminar de acuerdo a la voluntad de Dios. Debes esperar tres reacciones:
JesĂşs advirtiĂł: “Si fuerais del mundo, el mundo amarĂa lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegĂ del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Juan 15:19). MuĂ©strame un creyente que haya llegado a amar tanto la Palabra, como hacedor de la verdad, y te mostrarĂ© uno que será rechazado y perseguido por la totalidad de la iglesia tibia. Abandona este mundo y ellos te abandonarán. JesĂşs tuvo muchos seguidores, hasta que la palabra que Él predicĂł fue percibida: –demasiado dura, demasiado exigente–. La multitud que amaba sus milagros escuchĂł sus declaraciones y lo abandonaron, diciendo: ¡Demasiado dura! ¿QuiĂ©n puede recibirla? JesĂşs se volviĂł hacia los doce y preguntĂł: “¿QuerĂ©is acaso iros tambiĂ©n vosotros?” o, ¿Es mi palabra demasiado dura para ustedes tambiĂ©n? Pedro respondiĂł: “¿A QuiĂ©n iremos? SĂłlo TĂş tienes palabras de vida eterna”. (Juan 6:67-68) No, Pedro y los doce no se irĂan porque la mayorĂa de la gente decĂa que era demasiado dura, demasiado exigente, la amaban porque estaba produciendo en ellos valores eternos. Ellos permanecerĂan en la verdad, sin importar el precio.
Esta es la situaciĂłn que cada cristiano debe afrontar en estos Ăşltimos tiempos: ¿Te vas a apartar de la Palabra que te convierte; verdad que señala tu pecado; verdad que remueve, corrige y arruina tus Ădolos? ¿Verdad que te llama a quitar tus ojos de las cosas de este mundo, de ti mismo y del materialismo? ¿O te vas a apartar de escuchar un cosquilleo suave, sosegado de la verdad adulterada? ¿Vas a permitir que el EspĂritu Santo te pruebe? ¿Te exponga?
La verdad te hace libre: Libre de predicaciones muertas; libre de pastores muertos; libre de tradiciones muertas; libre de doctrinas de demonios; libre de compañerismos que te desvĂan de la verdad porque es: “Demasiado comprometedora”, como la llaman ellos. Los hacedores de la verdad desean venir a la Luz, dejar que cada hecho secreto sea revelado, JesĂşs dijo: “Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la Luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”. (Juan 3:20-21).
Aquello que es verdad genuina, revela cada cosa oculta. Cuando JesĂşs empezĂł a sacar a la luz los pecados ocultos, los judĂos religiosos buscaron matarlo. JesĂşs dijo: “SĂ© que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi Palabra no haya cabida en vosotros. Pero ahora procuráis matarme a mĂ, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oĂdo de Dios; no hizo esto Abraham. El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oĂs vosotros, porque no sois de Dios” (Juan 8:37,40 y 47).
La Palabra de Dios dice: “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espĂritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envĂa un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”. (2ÂŞ. Tesalonicenses 2:8-12).
Hay multitud de cristianos hoy en dĂa que no aman la verdad. Dios dice que esto es a causa de su pecado secreto –“Se complacen en su iniquidad”-. Estos comprometidos amantes del placer están en un horrible engaño. Igual que los judĂos de los tiempos de JesĂşs, están convencidos de que ellos ven. Creen que son hijos de Dios, y rechazan ferozmente cada palabra que revela sus más profundos secretos y codicias. Lo que tienen en sus corazones es algo diferente a la verdad. No están abrazando la verdad como una perla de gran precio. En vez de ello, acarician algĂşn placer oculto, algĂşn Ădolo, algĂşn pecado favorito.
Pablo escribiĂł a Timoteo: “Me abandonaron todos los que están en Asia” (2ÂŞ. Timoteo 1:15). Pablo se habĂa entregado del todo a esa misma gente, declarándoles todo el consejo de Dios. Él fue intachable ante ellos; santo e irreprensible. Fue rechazado por las iglesias de Asia y sus propios hijos espirituales lo evitaron. ¿Por quĂ©?
Pablo ahora estaba en prisiĂłn. Estaba sufriendo. Estaba en profunda aflicciĂłn; atado por cadenas: “Un prisionero del Señor”. Pero un nuevo maestro habĂa llegado a ser muy popular –un maestro que trajo un susurrante mensaje de prosperidad-. “Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos” (2ÂŞ. Timoteo 4:14)
El nombre de Alejandro significa “hombre de placer”. Alejandro e Himeneo estuvieron enseñando un falso evangelio que proveĂa para la carne. Himeneo fue nombrado despuĂ©s “el dios de las nupcias”. Esto representa un evangelio de amor, de celebraciĂłn, de placeres humanos, sin santidad. Pablo los entrego a Satanás para destrucciĂłn de la carne para que aprendieran a no blasfemar (Ver 1ÂŞ. Timoteo 1:20) El entregarlos a Satanás no fue para destrucciĂłn de sus cuerpos –sino de la doctrina carnal-. Fue una experiencia de aprendizaje, para que aprendieran a no blasfemar: ¿CĂłmo podrĂan aprender si estuvieran muertos? Estas doctrinas negaban todo sufrimiento, toda penalidad.
Pablo dijo que ellos mancharon la verdad de la fe, disculpando el pecado, no tenĂan conciencia pura. Cambiaron la verdadera fe por las enseñanzas de placeres. Rechazaron a Pablo porque no estaban dispuestos a sufrir penalidades. Sus aflicciones las veĂan como falta de fe. Para ellos, era el diablo quien lo tenĂa prisionero. Si Pablo es tan santo, si Ă©l predica que Dios es Todopoderoso, ¿Por quĂ© esta sufriendo? Ellos se avergonzaban de sus cadenas. Y existen cristianos hoy en dĂa que te rechazarán; se avergonzarán de ti –por encontrarte en alguna clase de prueba o tribulaciĂłn o enfermedad-.
2.- TE ECHARAN
JesĂşs advirtiĂł: “Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios” (Juan 16:2). JesĂşs dijo: estas cosas les digo, para que no se entristezcan... no se sorprendan cuando las iglesias tibias los arrojen: “Porque no conocen al Padre ni a mĂ” (Juan 16:3)
JesĂşs sanĂł a un hombre que habĂa nacido ciego. Fue traĂdo a la iglesia para ser interrogado por los fariseos religiosos. Sus ojos se habĂan abierto: ¡PodĂa ver! Y dijo: “Una cosa sĂ©, que habiendo yo sido ciego, ahora veo” (Juan 9:25). ¿Se regocijaron ellos porque este hombre habĂa recobrado la vista? ¡No! “Respondieron y le dijeron: TĂş naciste del todo en pecado, ¿Y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron” (Juan 9:34)
Ese hombre ciego representa el remanente santo –aquellos cuyos ojos han sido abiertos a la santidad de Dios–. Sigan adelante; testifiquen como Ă©l lo hizo ¡Antes estaba ciego y ahora veo! Ellos te echarán diciendo ¿QuiĂ©n te ha hecho nuestro maestro? ¡Si tu pretendes caminar de acuerdo a la voluntad de Cristo, debes estar preparado para soportar su vituperio! “Porque por amor de ti he sufrido afrenta; confusiĂłn ha cubierto mi rostro. Extraño he sido para mis hermanos, y desconocido para los hijos de mi madre (mis hermanos y hermanas). Porque me consumiĂł el celo de tu casa; y los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mĂ” (Salmo 69:7-9). Esto habla primeramente de los sufrimientos de Cristo ¡Pero tal como Él estaba en este mundo, asĂ estamos nosotros! Si ellos lo persiguieron y lo vituperaron, harán lo mismo con aquellos que mueren a sĂ mismos. ¿QuiĂ©n vituperĂł a Cristo? ¿QuiĂ©n amontonĂł deshonra sobre su cabeza y arrojĂł su nombre como una inmundicia? ¡La multitud de la iglesia centrada en el hombre!
¡Echar a los creyentes santos, es el más grande favor que la iglesia centrada en el hombre, pudiera otorgarles! Escucho a cristianos decir: Mi iglesia esta muerta ¡No me gusta lo que está pasando, pero Dios me puso aquĂ! PermanecerĂ© y tratarĂ© de cambiar las cosas. Esto puede ser peligroso y es antibĂblico. ¡Debemos salir de todo lo que es de Babilonia! TambiĂ©n, puede ser la tradiciĂłn la que te estĂ© deteniendo. Puede ser que no estĂ©s listo para caminar de acuerdo a la voluntad de Dios como pensabas. Tus viejos amigos te detienen.
Pablo entraba a las sinagogas en cada parte que iba, “como acostumbraba” (Su práctica) (Hechos 17:2). Él predicĂł a aquellos ciegos devotos de IsaĂas, diciendo: “Porque yo hago una obra en vuestros dĂas, obra que no creerĂ©is, si alguien os la contare” (Hechos 13:41). TratĂł de persuadirlos muy fuerte, esperando que escucharan. Pero finalmente Pablo oyĂł la profecĂa de IsaĂas impactar su alma: ¡No hay forma de que ellos crean, aunque permanezcas con ellos y lo declares! Pon atenciĂłn a esta advertencia: ¡Haz lo que Pablo hizo y retĂrate! Él “sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies” (Hechos 13:51). Pablo dijo a estos judĂos religiosos: “Era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis... he aquĂ, nos volvemos a los gentiles” (Hechos 13:46).
Si tĂş estás en una comunidad o iglesia que ha oĂdo la verdad y la ha desechado: ¡DĂ©jala! Salte ¡O tus hijos pueden apostatar! OlvĂdate de decir: ¡Es que mis hijos tienen amigos aquĂ! SĂ, y todos ellos pueden creer sin convicciĂłn de pecado, por la falta de poder o de la presencia de Dios. TĂş no vas a cambiar nada -¡en ninguna manera!- Sin embargo, ellos sĂ pueden cambiarte. ¿QuĂ© compañerismo tiene la luz con las tinieblas? Sal fuera de ellos y mantĂ©nte separado y limpio ENTONCES TE RECIBIRE-”.
3.- ¡SERAS APEDREADO!
¡Serás apedreado por la mayorĂa! “Y apedreaban a Esteban, mientras Ă©l invocaba y decĂa: Señor JesĂşs, recibe mi espĂritu” (Hechos 7:59). ¡HabĂa un hombre contra la multitud!
AquĂ tenemos un hombre “¡Con sus ojos fijos en JesĂşs!”, Siendo aborrecido por sus opositores. Escuchen el odio de estos hombres con vestidura de fanático religiosos: “Y crujĂan los dientes contra Ă©l. Se taparon los oĂdos, y arremetieron a una contra Ă©l” (Hechos 7:54,57). ¿QuĂ© fue lo que este hombre justo hizo para enfurecer a las multitudes religiosas? PredicĂł la verdad que les partiĂł el corazĂłn: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazĂłn y de oĂdos! Vosotros resistĂs siempre al EspĂritu Santo; como vuestros padres, asĂ tambiĂ©n vosotros. Vosotros que recibisteis la ley... y no la guardasteis” (Hechos 7:51,53). ¡Ă‰l tuvo que predicar la verdad! Ellos tenĂan su corazĂłn aĂşn ligado al mundo –atado por su codicia–. SabĂan lo que era la ley de Dios, pero rehusaron obedecerla. Ellos crucificaron a Cristo.
La espada de dos filos de la verdad habĂa partido lo más profundo de sus corazones. Pero fue su testimonio, cuando vio el cielo abierto, lo que atrajo la ira sobre Ă©l. “Pero Esteban, lleno del EspĂritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a JesĂşs que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquĂ, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oĂdos, y arremetieron a una contra Ă©l. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon” (Hechos 7:55-58).
¡Esteban sacĂł a la luz la mezcla, el corazĂłn divido!: “Entonces hicieron un becerro, y ofrecieron sacrificio al Ădolo, y en las obras de sus manos se regocijaron. Y Dios se aparto, y los entregĂł a que rindiesen culto al ejĂ©rcito del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso me ofrecisteĂs vĂctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, casa de Israel? Antes bien llevasteis el tabernáculo de Moloc, y la estrella de vuestro dios Renfán, figuras que os hicisteis para adorarlas. Os transportarĂ©, pues, más allá de Babilonia” ( Hechos 7:41-43).
En esta Ă©poca de gracia, si miras a una mujer con codicia, has cometido adulterio ante los ojos de Dios. Si odias, eres un asesino. Y si palabras ruines son lanzadas a ti por caminar de acuerdo a la voluntad de Dios, ¡estás siendo apedreado! “Los labios del necio traen contienda; y su boca los azotes llama... Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas” (Proverbios 18:6,8). “Que afilan como espada su lengua; lanzan cual saeta suya, palabra amarga” (Salmos 64:3).
JesĂşs enseñó una parábola del labrador que poseĂa una viña y enviĂł por los frutos al tiempo de la cosecha. EnviĂł a sus sirvientes. “Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon” (Mateo 21:35). ¡AsĂ es hoy! Dios ha enviado sus santos atalayas a recoger el fruto de su viña. Pero en lugar de eso, hay palizas verbales, muertes con odio, apedreados con palabras hirientes. Tenemos hoy en dĂa una “compañĂa de Esteban” quienes pueden decir: ¡He visto el cielo abierto! Esto es una clara visiĂłn de JesĂşs –esa cortante palabra de verdad, ¡que provoca la ira de aquellos incircuncisos de corazĂłn!-
Los israelitas trataron de aprender a JosuĂ© y a Caleb por su llamado a caminar de acuerdo a la voluntad de Dios. Diez espĂas desalentaron al pueblo de Dios diciendo: No podemos ir. ¡Hay demasiados gigantes! ¡Demasiadas murallas altas! “Y Caleb dijo... subamos luego, y tomemos posesiĂłn de ella; porque más podremos nosotros que ellos” (NĂşmeros 13:30). Pero ellos dijeron: “Designemos un capitán, y volvamos a Egipto” (NĂşmeros 14:4) “Y JosuĂ© hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habĂan reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, y hablaron a toda la congregaciĂłn de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, Ă©l nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis. Entonces toda la multitud hablĂł de apedrearlos. Pero la gloria de Jehová se mostrĂł en el tabernáculo de reuniĂłn a todos los hijos de Israel” (NĂşmeros14: 6-10)
Mi interĂ©s en esta historia no es por JosuĂ© y Caleb, sino por Dios, que estaba con ellos. ¡Mi interĂ©s es por este pueblo de Dios que estaba crujiendo los dientes y recogiendo piedras! ¿Por quĂ© un llamado a la obediencia provocĂł en ellos tal reacciĂłn? ¡Vean el llamado! Estoy convencido de que una vez que el corazĂłn es capturado por un Ădolo o codicia, la incredulidad se posesiona. La indiferencia y la incredulidad van de la mano. Por tal razĂłn, toda predicaciĂłn en contra de ser indiferentes al pecado los hace rechinar y terminan peleando contra Dios, mientras que ciegamente están confesando su nombre.
UNA ADVERTENCIA
¿CĂłmo deberĂa reaccionar un justo cuando es rechazado, echado, apedreado? JesĂşs reaccionĂł, como un cordero “y no abriĂł su boca”. No pidas que descienda fuego del cielo sobre aquellos que abusan de ti.
“¿Por quĂ© no sufrĂs mas bien el agravio? ¿Por quĂ© no sufrĂs mas bien el ser defraudado?” (1ÂŞ. Corintios 6:7) “Nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecuciĂłn, y la soportamos” (1ÂŞ. Corintios 4:12) “Ora por aquellos que despiadadamente te agravian”.
No tengo tiempo para los arrogantes, llamados por sĂ mismos profetas que pelean, amenazan o arrojan maldiciones. Cuando Simei se parĂł en un cerro arrojando piedras a David mientras Ă©l se retiraba de JerusalĂ©n y de AbsalĂłn, el capitán del ejercito dijo: “¿Por quĂ© maldice este perro muerto a mi Señor el rey?” David respondiĂł: “Dejadle que maldiga... Quizá mirará Jehová mi aflicciĂłn, y me dará Jehová bien por sus maldiciones de hoy” (2ÂŞ. Samuel 16:9,11,12).
MoisĂ©s fue a la mañana –encerrado con Dios -, “Y su rostro resplandeciĂł”. Y aun cuando todos los demás pudieron verlo, tanto que tuvo que ponerse un velo sobre su rostro, Ă©l mismo no “estaba consciente de que su rostro brillaba”. Aun no se habĂa dado cuenta de que el reflejo de la Santidad de Dios estaba sobre Ă©l. Como Esteban, MoisĂ©s no ostentaba el toque de Dios. Ellos no se daban el aire de un profeta. No amenazaban; no hablaban de tener “nuevas” o “especiales” revelaciones. No se pusieron una máscara ni manifestaron falsa piedad. Humildad es la Señal de un alma totalmente dependiente de Cristo. En Ă©sta no existe absolutamente el orgullo espiritual, ni la exclusividad.
LA RECOMPENSA DE CAMINAR DE ACUERDO A LA VOLUNTAD DE DIOS
¿Cuál es la recompensa? ¡Tener a Cristo junto a ti! Hay muchas otras recompensas por caminar de acuerdo a la voluntad de Dios, pero menciono sĂłlo una, porque es todo lo que necesitamos. Pablo estaba encarcelado en una fortaleza en JerusalĂ©n, mientras todo el sistema religioso buscaba matarlo. La iglesia estaba consternada. Él fue acusado de “Profanar el lugar santo, de predicar una falsa doctrina”. Aun los soldados “temieron que Pablo fuera despedazado”; asĂ es que lo arrebataron de en medio de ellos y lo apresaron en un castillo. “A la noche siguiente se le presentĂł el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mĂ en JerusalĂ©n, asĂ es necesario que testifiques tambiĂ©n en Roma” (Hechos 23:11”)
El mismo Señor le hablĂł a Pablo -¡no un ángel!- Y quĂ© palabra: ¡ANĂŤMATE! ¡HAY MAS POR VENIR! ¡Pero podrás enfrentar cualquier circunstancia o a cualquier persona si sabes que: EL SEĂ‘OR ESTA CONTIGO!
Una de las mejores formas de perder amigos y ser rechazados, es caminar conforme a la voluntad de Dios. Tener seriedad en los asuntos espirituales, abandonar todos tus Ădolos, volverte al Señor con todo tu corazĂłn, quitar tus ojos de las cosas del mundo... Y ¡Repentinamente te has convertido en un fanático religioso y te hallas ante el peor rechazo por el resto de tu vida!
Cuando eras tibio, teniendo una forma de santidad sin poder, cuando no eras demasiado pecador o demasiado santo... tĂş no tenĂas problemas con nadie, ni aun con el diablo. Las cosas estaban tranquilas, eras aceptado. TĂş eras justamente otro de los muchos creyentes indiferentes.
Pero has cambiado. Tuviste hambre de Dios. Te convertiste de tus pecados y no pudiste participar ya más de los juegos de la iglesia. Te arrepentiste y te volviste al Señor de todo corazĂłn. Se vinieron abajo los Ădolos. Empezaste a escudriñar la Palabra de Dios. Te detuviste de ir tras las cosas materiales y llegaste a obsesionarte con JesĂşs. Viniste a un nuevo reino de discernimiento y comenzaste a ver cosas en la iglesia, las cuales antes no te interesaban. Escuchas cosas desde el pĂşlpito que quebrantan tu corazĂłn. Ves a otros congregantes comprometidos con el mundo, exactamente como tĂş estabas una vez. Eso te lastima. Has sido despertado, cambiado, quebrantado y contrito en espĂritu. Y tienes ahora una carga por la iglesia dada por Dios.
¡Pero en lugar de que tus amigos se regocijen o entiendan, piensan que te estás volviendo loco!, llamándote fanático.
MoisĂ©s fue tocado maravillosamente por la mano de Dios y despertado acerca de la esclavitud del pueblo de Dios: “Le vino al corazĂłn el visitar a sus hermanos, pero Ă©l pensaba que sus hermanos comprendĂan que Dios les darĂa libertad por mano suya; mas ellos no lo habĂan entendido asĂ.. (Hechos 7:23-25) MoisĂ©s fue el hombre más dĂłcil del mundo; fue consumido por Dios, y movido profĂ©ticamente por Él. Él deseaba que sus hermanos oyeran y vieran lo que Dios iba a hacer. En lugar de esto, ellos lo rechazaron, diciendo: “¿QuiĂ©n te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? (Hechos 7:27) ¿QuiĂ©n te crees que eres? Un dĂa comprenderĂan, pero no ahora.
Cuando el EspĂritu Santo me despertĂł hace años, cuando empecĂ© a ver su llamado a la santidad; y me convencĂ realmente de caminar en la verdad y la palabra llegĂł a ser viva; y cuando empecĂ© a ver cosas que nunca habĂa visto antes, quise compartirlo con todos. DeseĂ© y llamĂ© a los predicadores por telĂ©fono y compartĂ lo que Dios estaba diciendo. Con muchos que vinieron a mi oficina, llorĂ© y saquĂ© mi Biblia y les señalĂ© las verdades gloriosas de una total rendiciĂłn y pureza de corazĂłn. PensĂ© que ellos lo verĂan tambiĂ©n. PensĂ© que amarĂan la Palabra y caerĂan conmigo a orar para obtener un nuevo toque de Dios. En lugar de eso, la mayorĂa solamente me miraron diciendo cosas como: ¿Estas seguro que no te estas sobrepasando un poco? o, “Es un poco pesado para mĂ”. Entre más busque a Dios, menos lo vi. Fue como agua helada que arrojaron en mi cara. Ellos no querĂan escuchar.
Si esto te ha estado sucediendo desde que Dios te despertó, tú no estás solo. Quiero mostrarte y advertirte de acuerdo a la Palabra de Dios, que es lo que te espera si te has decidido a caminar de acuerdo a la voluntad de Dios. Debes esperar tres reacciones:
- Serás rechazado
- Serás echado
- Serás apedreado
JesĂşs advirtiĂł: “Si fuerais del mundo, el mundo amarĂa lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegĂ del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Juan 15:19). MuĂ©strame un creyente que haya llegado a amar tanto la Palabra, como hacedor de la verdad, y te mostrarĂ© uno que será rechazado y perseguido por la totalidad de la iglesia tibia. Abandona este mundo y ellos te abandonarán. JesĂşs tuvo muchos seguidores, hasta que la palabra que Él predicĂł fue percibida: –demasiado dura, demasiado exigente–. La multitud que amaba sus milagros escuchĂł sus declaraciones y lo abandonaron, diciendo: ¡Demasiado dura! ¿QuiĂ©n puede recibirla? JesĂşs se volviĂł hacia los doce y preguntĂł: “¿QuerĂ©is acaso iros tambiĂ©n vosotros?” o, ¿Es mi palabra demasiado dura para ustedes tambiĂ©n? Pedro respondiĂł: “¿A QuiĂ©n iremos? SĂłlo TĂş tienes palabras de vida eterna”. (Juan 6:67-68) No, Pedro y los doce no se irĂan porque la mayorĂa de la gente decĂa que era demasiado dura, demasiado exigente, la amaban porque estaba produciendo en ellos valores eternos. Ellos permanecerĂan en la verdad, sin importar el precio.
Esta es la situaciĂłn que cada cristiano debe afrontar en estos Ăşltimos tiempos: ¿Te vas a apartar de la Palabra que te convierte; verdad que señala tu pecado; verdad que remueve, corrige y arruina tus Ădolos? ¿Verdad que te llama a quitar tus ojos de las cosas de este mundo, de ti mismo y del materialismo? ¿O te vas a apartar de escuchar un cosquilleo suave, sosegado de la verdad adulterada? ¿Vas a permitir que el EspĂritu Santo te pruebe? ¿Te exponga?
La verdad te hace libre: Libre de predicaciones muertas; libre de pastores muertos; libre de tradiciones muertas; libre de doctrinas de demonios; libre de compañerismos que te desvĂan de la verdad porque es: “Demasiado comprometedora”, como la llaman ellos. Los hacedores de la verdad desean venir a la Luz, dejar que cada hecho secreto sea revelado, JesĂşs dijo: “Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la Luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”. (Juan 3:20-21).
Aquello que es verdad genuina, revela cada cosa oculta. Cuando JesĂşs empezĂł a sacar a la luz los pecados ocultos, los judĂos religiosos buscaron matarlo. JesĂşs dijo: “SĂ© que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi Palabra no haya cabida en vosotros. Pero ahora procuráis matarme a mĂ, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oĂdo de Dios; no hizo esto Abraham. El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oĂs vosotros, porque no sois de Dios” (Juan 8:37,40 y 47).
La Palabra de Dios dice: “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espĂritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envĂa un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”. (2ÂŞ. Tesalonicenses 2:8-12).
Hay multitud de cristianos hoy en dĂa que no aman la verdad. Dios dice que esto es a causa de su pecado secreto –“Se complacen en su iniquidad”-. Estos comprometidos amantes del placer están en un horrible engaño. Igual que los judĂos de los tiempos de JesĂşs, están convencidos de que ellos ven. Creen que son hijos de Dios, y rechazan ferozmente cada palabra que revela sus más profundos secretos y codicias. Lo que tienen en sus corazones es algo diferente a la verdad. No están abrazando la verdad como una perla de gran precio. En vez de ello, acarician algĂşn placer oculto, algĂşn Ădolo, algĂşn pecado favorito.
AnĂłtalo. Aquellos que te rechazan y abandonan por causa de la verdad, lo hacen porque te ven como una amenaza hacia lo que ellos estiman. Tu vida apartada es una reprensiĂłn a su forma de actuar y tibieza.
Pablo escribiĂł a Timoteo: “Me abandonaron todos los que están en Asia” (2ÂŞ. Timoteo 1:15). Pablo se habĂa entregado del todo a esa misma gente, declarándoles todo el consejo de Dios. Él fue intachable ante ellos; santo e irreprensible. Fue rechazado por las iglesias de Asia y sus propios hijos espirituales lo evitaron. ¿Por quĂ©?
Pablo ahora estaba en prisiĂłn. Estaba sufriendo. Estaba en profunda aflicciĂłn; atado por cadenas: “Un prisionero del Señor”. Pero un nuevo maestro habĂa llegado a ser muy popular –un maestro que trajo un susurrante mensaje de prosperidad-. “Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos” (2ÂŞ. Timoteo 4:14)
El nombre de Alejandro significa “hombre de placer”. Alejandro e Himeneo estuvieron enseñando un falso evangelio que proveĂa para la carne. Himeneo fue nombrado despuĂ©s “el dios de las nupcias”. Esto representa un evangelio de amor, de celebraciĂłn, de placeres humanos, sin santidad. Pablo los entrego a Satanás para destrucciĂłn de la carne para que aprendieran a no blasfemar (Ver 1ÂŞ. Timoteo 1:20) El entregarlos a Satanás no fue para destrucciĂłn de sus cuerpos –sino de la doctrina carnal-. Fue una experiencia de aprendizaje, para que aprendieran a no blasfemar: ¿CĂłmo podrĂan aprender si estuvieran muertos? Estas doctrinas negaban todo sufrimiento, toda penalidad.
Pablo dijo que ellos mancharon la verdad de la fe, disculpando el pecado, no tenĂan conciencia pura. Cambiaron la verdadera fe por las enseñanzas de placeres. Rechazaron a Pablo porque no estaban dispuestos a sufrir penalidades. Sus aflicciones las veĂan como falta de fe. Para ellos, era el diablo quien lo tenĂa prisionero. Si Pablo es tan santo, si Ă©l predica que Dios es Todopoderoso, ¿Por quĂ© esta sufriendo? Ellos se avergonzaban de sus cadenas. Y existen cristianos hoy en dĂa que te rechazarán; se avergonzarán de ti –por encontrarte en alguna clase de prueba o tribulaciĂłn o enfermedad-.
2.- TE ECHARAN
JesĂşs advirtiĂł: “Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios” (Juan 16:2). JesĂşs dijo: estas cosas les digo, para que no se entristezcan... no se sorprendan cuando las iglesias tibias los arrojen: “Porque no conocen al Padre ni a mĂ” (Juan 16:3)
JesĂşs sanĂł a un hombre que habĂa nacido ciego. Fue traĂdo a la iglesia para ser interrogado por los fariseos religiosos. Sus ojos se habĂan abierto: ¡PodĂa ver! Y dijo: “Una cosa sĂ©, que habiendo yo sido ciego, ahora veo” (Juan 9:25). ¿Se regocijaron ellos porque este hombre habĂa recobrado la vista? ¡No! “Respondieron y le dijeron: TĂş naciste del todo en pecado, ¿Y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron” (Juan 9:34)
Ese hombre ciego representa el remanente santo –aquellos cuyos ojos han sido abiertos a la santidad de Dios–. Sigan adelante; testifiquen como Ă©l lo hizo ¡Antes estaba ciego y ahora veo! Ellos te echarán diciendo ¿QuiĂ©n te ha hecho nuestro maestro? ¡Si tu pretendes caminar de acuerdo a la voluntad de Cristo, debes estar preparado para soportar su vituperio! “Porque por amor de ti he sufrido afrenta; confusiĂłn ha cubierto mi rostro. Extraño he sido para mis hermanos, y desconocido para los hijos de mi madre (mis hermanos y hermanas). Porque me consumiĂł el celo de tu casa; y los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mĂ” (Salmo 69:7-9). Esto habla primeramente de los sufrimientos de Cristo ¡Pero tal como Él estaba en este mundo, asĂ estamos nosotros! Si ellos lo persiguieron y lo vituperaron, harán lo mismo con aquellos que mueren a sĂ mismos. ¿QuiĂ©n vituperĂł a Cristo? ¿QuiĂ©n amontonĂł deshonra sobre su cabeza y arrojĂł su nombre como una inmundicia? ¡La multitud de la iglesia centrada en el hombre!
¡Echar a los creyentes santos, es el más grande favor que la iglesia centrada en el hombre, pudiera otorgarles! Escucho a cristianos decir: Mi iglesia esta muerta ¡No me gusta lo que está pasando, pero Dios me puso aquĂ! PermanecerĂ© y tratarĂ© de cambiar las cosas. Esto puede ser peligroso y es antibĂblico. ¡Debemos salir de todo lo que es de Babilonia! TambiĂ©n, puede ser la tradiciĂłn la que te estĂ© deteniendo. Puede ser que no estĂ©s listo para caminar de acuerdo a la voluntad de Dios como pensabas. Tus viejos amigos te detienen.
Pablo entraba a las sinagogas en cada parte que iba, “como acostumbraba” (Su práctica) (Hechos 17:2). Él predicĂł a aquellos ciegos devotos de IsaĂas, diciendo: “Porque yo hago una obra en vuestros dĂas, obra que no creerĂ©is, si alguien os la contare” (Hechos 13:41). TratĂł de persuadirlos muy fuerte, esperando que escucharan. Pero finalmente Pablo oyĂł la profecĂa de IsaĂas impactar su alma: ¡No hay forma de que ellos crean, aunque permanezcas con ellos y lo declares! Pon atenciĂłn a esta advertencia: ¡Haz lo que Pablo hizo y retĂrate! Él “sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies” (Hechos 13:51). Pablo dijo a estos judĂos religiosos: “Era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis... he aquĂ, nos volvemos a los gentiles” (Hechos 13:46).
Si tĂş estás en una comunidad o iglesia que ha oĂdo la verdad y la ha desechado: ¡DĂ©jala! Salte ¡O tus hijos pueden apostatar! OlvĂdate de decir: ¡Es que mis hijos tienen amigos aquĂ! SĂ, y todos ellos pueden creer sin convicciĂłn de pecado, por la falta de poder o de la presencia de Dios. TĂş no vas a cambiar nada -¡en ninguna manera!- Sin embargo, ellos sĂ pueden cambiarte. ¿QuĂ© compañerismo tiene la luz con las tinieblas? Sal fuera de ellos y mantĂ©nte separado y limpio ENTONCES TE RECIBIRE-”.
3.- ¡SERAS APEDREADO!
¡Serás apedreado por la mayorĂa! “Y apedreaban a Esteban, mientras Ă©l invocaba y decĂa: Señor JesĂşs, recibe mi espĂritu” (Hechos 7:59). ¡HabĂa un hombre contra la multitud!
AquĂ tenemos un hombre “¡Con sus ojos fijos en JesĂşs!”, Siendo aborrecido por sus opositores. Escuchen el odio de estos hombres con vestidura de fanático religiosos: “Y crujĂan los dientes contra Ă©l. Se taparon los oĂdos, y arremetieron a una contra Ă©l” (Hechos 7:54,57). ¿QuĂ© fue lo que este hombre justo hizo para enfurecer a las multitudes religiosas? PredicĂł la verdad que les partiĂł el corazĂłn: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazĂłn y de oĂdos! Vosotros resistĂs siempre al EspĂritu Santo; como vuestros padres, asĂ tambiĂ©n vosotros. Vosotros que recibisteis la ley... y no la guardasteis” (Hechos 7:51,53). ¡Ă‰l tuvo que predicar la verdad! Ellos tenĂan su corazĂłn aĂşn ligado al mundo –atado por su codicia–. SabĂan lo que era la ley de Dios, pero rehusaron obedecerla. Ellos crucificaron a Cristo.
La espada de dos filos de la verdad habĂa partido lo más profundo de sus corazones. Pero fue su testimonio, cuando vio el cielo abierto, lo que atrajo la ira sobre Ă©l. “Pero Esteban, lleno del EspĂritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a JesĂşs que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquĂ, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oĂdos, y arremetieron a una contra Ă©l. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon” (Hechos 7:55-58).
¡Esteban sacĂł a la luz la mezcla, el corazĂłn divido!: “Entonces hicieron un becerro, y ofrecieron sacrificio al Ădolo, y en las obras de sus manos se regocijaron. Y Dios se aparto, y los entregĂł a que rindiesen culto al ejĂ©rcito del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso me ofrecisteĂs vĂctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, casa de Israel? Antes bien llevasteis el tabernáculo de Moloc, y la estrella de vuestro dios Renfán, figuras que os hicisteis para adorarlas. Os transportarĂ©, pues, más allá de Babilonia” ( Hechos 7:41-43).
En esta Ă©poca de gracia, si miras a una mujer con codicia, has cometido adulterio ante los ojos de Dios. Si odias, eres un asesino. Y si palabras ruines son lanzadas a ti por caminar de acuerdo a la voluntad de Dios, ¡estás siendo apedreado! “Los labios del necio traen contienda; y su boca los azotes llama... Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas” (Proverbios 18:6,8). “Que afilan como espada su lengua; lanzan cual saeta suya, palabra amarga” (Salmos 64:3).
JesĂşs enseñó una parábola del labrador que poseĂa una viña y enviĂł por los frutos al tiempo de la cosecha. EnviĂł a sus sirvientes. “Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon” (Mateo 21:35). ¡AsĂ es hoy! Dios ha enviado sus santos atalayas a recoger el fruto de su viña. Pero en lugar de eso, hay palizas verbales, muertes con odio, apedreados con palabras hirientes. Tenemos hoy en dĂa una “compañĂa de Esteban” quienes pueden decir: ¡He visto el cielo abierto! Esto es una clara visiĂłn de JesĂşs –esa cortante palabra de verdad, ¡que provoca la ira de aquellos incircuncisos de corazĂłn!-
Los israelitas trataron de aprender a JosuĂ© y a Caleb por su llamado a caminar de acuerdo a la voluntad de Dios. Diez espĂas desalentaron al pueblo de Dios diciendo: No podemos ir. ¡Hay demasiados gigantes! ¡Demasiadas murallas altas! “Y Caleb dijo... subamos luego, y tomemos posesiĂłn de ella; porque más podremos nosotros que ellos” (NĂşmeros 13:30). Pero ellos dijeron: “Designemos un capitán, y volvamos a Egipto” (NĂşmeros 14:4) “Y JosuĂ© hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habĂan reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, y hablaron a toda la congregaciĂłn de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, Ă©l nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis. Entonces toda la multitud hablĂł de apedrearlos. Pero la gloria de Jehová se mostrĂł en el tabernáculo de reuniĂłn a todos los hijos de Israel” (NĂşmeros14: 6-10)
Mi interĂ©s en esta historia no es por JosuĂ© y Caleb, sino por Dios, que estaba con ellos. ¡Mi interĂ©s es por este pueblo de Dios que estaba crujiendo los dientes y recogiendo piedras! ¿Por quĂ© un llamado a la obediencia provocĂł en ellos tal reacciĂłn? ¡Vean el llamado! Estoy convencido de que una vez que el corazĂłn es capturado por un Ădolo o codicia, la incredulidad se posesiona. La indiferencia y la incredulidad van de la mano. Por tal razĂłn, toda predicaciĂłn en contra de ser indiferentes al pecado los hace rechinar y terminan peleando contra Dios, mientras que ciegamente están confesando su nombre.
UNA ADVERTENCIA
¿CĂłmo deberĂa reaccionar un justo cuando es rechazado, echado, apedreado? JesĂşs reaccionĂł, como un cordero “y no abriĂł su boca”. No pidas que descienda fuego del cielo sobre aquellos que abusan de ti.
“¿Por quĂ© no sufrĂs mas bien el agravio? ¿Por quĂ© no sufrĂs mas bien el ser defraudado?” (1ÂŞ. Corintios 6:7) “Nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecuciĂłn, y la soportamos” (1ÂŞ. Corintios 4:12) “Ora por aquellos que despiadadamente te agravian”.
No tengo tiempo para los arrogantes, llamados por sĂ mismos profetas que pelean, amenazan o arrojan maldiciones. Cuando Simei se parĂł en un cerro arrojando piedras a David mientras Ă©l se retiraba de JerusalĂ©n y de AbsalĂłn, el capitán del ejercito dijo: “¿Por quĂ© maldice este perro muerto a mi Señor el rey?” David respondiĂł: “Dejadle que maldiga... Quizá mirará Jehová mi aflicciĂłn, y me dará Jehová bien por sus maldiciones de hoy” (2ÂŞ. Samuel 16:9,11,12).
MoisĂ©s fue a la mañana –encerrado con Dios -, “Y su rostro resplandeciĂł”. Y aun cuando todos los demás pudieron verlo, tanto que tuvo que ponerse un velo sobre su rostro, Ă©l mismo no “estaba consciente de que su rostro brillaba”. Aun no se habĂa dado cuenta de que el reflejo de la Santidad de Dios estaba sobre Ă©l. Como Esteban, MoisĂ©s no ostentaba el toque de Dios. Ellos no se daban el aire de un profeta. No amenazaban; no hablaban de tener “nuevas” o “especiales” revelaciones. No se pusieron una máscara ni manifestaron falsa piedad. Humildad es la Señal de un alma totalmente dependiente de Cristo. En Ă©sta no existe absolutamente el orgullo espiritual, ni la exclusividad.
LA RECOMPENSA DE CAMINAR DE ACUERDO A LA VOLUNTAD DE DIOS
¿Cuál es la recompensa? ¡Tener a Cristo junto a ti! Hay muchas otras recompensas por caminar de acuerdo a la voluntad de Dios, pero menciono sĂłlo una, porque es todo lo que necesitamos. Pablo estaba encarcelado en una fortaleza en JerusalĂ©n, mientras todo el sistema religioso buscaba matarlo. La iglesia estaba consternada. Él fue acusado de “Profanar el lugar santo, de predicar una falsa doctrina”. Aun los soldados “temieron que Pablo fuera despedazado”; asĂ es que lo arrebataron de en medio de ellos y lo apresaron en un castillo. “A la noche siguiente se le presentĂł el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mĂ en JerusalĂ©n, asĂ es necesario que testifiques tambiĂ©n en Roma” (Hechos 23:11”)
El mismo Señor le hablĂł a Pablo -¡no un ángel!- Y quĂ© palabra: ¡ANĂŤMATE! ¡HAY MAS POR VENIR! ¡Pero podrás enfrentar cualquier circunstancia o a cualquier persona si sabes que: EL SEĂ‘OR ESTA CONTIGO!
El Precio de ser cristiano en tiempos modernos
Reviewed by AnĂłnimo
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marzo 07, 2010
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