Por Leonard Ravenhill
Ningún hombre es más grande que su vida de oración. El pastor que no ora está jugando en religión; el pueblo que no ora está extraviado. El pulpito puede ser un escaparate de humanos talentos, pero la cámara de oración no tiene ventanas al exterior.
Pobre como se muestra la Iglesia hoy día en tantas cosas, lo es más en cuanto a la oración. Tenemos muchas organizaciones, pero pocos penitentes; muchos espectáculos y actores, pero pocos orantes; muchos cantores, pero pocos corazones heridos; grandes pastores y débiles guerreros de Cristo; mucho aparato, pero poca pasión; muchos actuantes, pero pocos intercesores; muchos escritores, pero pocos luchadores. Fallando en esto fallamos en todo.
Los dos requisitos para una vida cristiana victoriosa son visión y pasión; ambos son nacidos y sustentados por la oración. El ministerio de la predicación está abierto a pocas personas, pero el ministerio de la oración —el más elevado de todos los ministerios humanos— está abierto a todos. Los adolescentes espirituales dicen: «Hoy no iré al templo; sólo es una reunión de oración.» Creo que Satán tiene poco que temer hoy día de los pulpitos. Pero experiencias pasadas le obligan a levantar todo su infernal ejército en contra del pueblo de Dios cuando ora. Los cristianos modernos conocen poco aquello que Jesús dijo de «atar o desatar»; aunque la promesa es para nosotros: «Todo lo que vosotros atareis...» ¿Lo has realizado recientemente? Dios no es pródigo con su poder; pero para ser mucho para Dios tenemos que estar mucho con Dios.
Este mundo está precipitándose al infierno con una velocidad tal que el más veloz aeroplano es, al lado de tal marcha, como una tortuga; sin embargo, ¡ay!, pocos de nosotros pueden recordar la última noche que dejaron de acostarse para pasarla en vela ante Dios en demanda de un despertamiento mundial. No nos sentimos movidos a compasión. Confundimos el andamio con el edificio. La predicación de nuestros días, con su pálida interpretación de las divinas verdades, nos hace tomar la acción por unción, la comunión por nuevo nacimiento, y los balbuceos por despertamiento.
El secreto de la oración es el orar en secreto. El pecador cesa de orar y el que ora cesa de pecar. Somos mendigos en bancarrota, pero no estamos quebrantados, ni aun ligeramente doblados.
La oración es profundamente simple y simplemente profunda. «La oración es la más sencilla forma de hablar, simplemente infantil; sin embargo, es tan sublime que sobrepasa y agota todo vocabulario humano. Una catarata de palabras ardorosas tan grande como la del Niágara no impresiona a Dios ni le mueve. Una de las más ardientes y profundas intercesoras del Antiguo Testamento no tenía palabras.» Sus labios se movían, pero su voz no se oía. Ninguno expresión lingüística. Hay «gemidos indecibles», que no pueden ser expresados con palabras.
Estamos tan por debajo del nivel del Cristianismo novo-testamentario que no conocemos la clase de fe histórica de nuestros padres espirituales (con sus implicaciones y operaciones) y sólo conocemos la fe histórica de nuestros contemporáneos. La oración es para el creyente lo que el capital para el negociante.
¿Puede alguien negar que el afán de la iglesia moderna es por dinero? Sin embargo, lo que más preocupa a la iglesia de nuestro tiempo es lo que menos preocupaba a la iglesia apostólica. Nuestro énfasis es sobre donativos, el suyo era sobre oración. Cuando damos podemos edificar un buen local; cuando ellos oraban el local temblaba.
En los días del Nuevo Testamento la inspiración del Espíritu sacudía el infierno. En cambio, en nuestros días, la oración que vence al mundo, nunca había sido dejada por tantos, al cuidado de tan pocos. Sin embargo, no hay sustituto para esta clase de oracion; o la practicamos o morimos.
Una religión de mera emoción y sensacionalismo és la más terrible de las maldiciones que puede sobrevenir a cualquier pueblo. La ausencia de realidad es bastante triste, pero la pretensión de ello es un pecado mortal.
S. Chadwick
Conviene quitar la idea de que la fe es un heroísmo espiritual propio tan solamente de espíritus selectos. Hay, ciertamente, héroes de fe; pero la fe no es sólo para héroes. Es un asunto de madurez u hombría espiritual. Es madurez, a la que todos pueden llegar.
P. T. Forsyth
Cuando Dios se propone hacer una misericordia grande con su pueblo, la primera cosa que hace es invitarles a orar.
Matthew Henry
Verdad sin entusiasmo, moralidad sin emoción, ritual sin vida, son cosas que Cristo condenó rotundamente. Con falta de fuego la religión se convierte en una filosofía sin Dios, un sistema ético o una superstición.
S. Chadwick
El llamamiento de la cruz es, por tanto, entrar en esta pasión de Cristo. Debemos tener sobre nosotros la marca de los esclavos.
Gordon Watt
Mi necesidad cumple tu plenitud, y tengo mi todo en Ti
Desconocido
He visto rostros sobre los cuáles la Sagrada Paloma aparecía invisiblemente.
Carlos Lamb hablando de los Cuáqueros
Fervientes en espíritu: sirviendo al Señor.
El Apostol Pablo
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Tomado del Libro, ¿Porque no llega el avivamiento?
Leonar Ravenhill | Capitulo II
La Oración se apodera de lo eterno
Reviewed by Anónimo
on
enero 01, 2010
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